jueves, 1 de octubre de 2009

Experiencia a la holandesa

Terminé con una chica que amaba de esquina a esquina. Y en esos momentos, la clásica de toda persona que acaba una relación, es tratar de olvidar... algunos pensamos parchar ese vacío con otro cuerpo, acciones conocidas en lenguaje coloquial como "choque y fuga"

Esa noche un chico de mi promoción me paso la voz de una fiesta en Barranco, una de esas fiestas en casonas con temáticas estupidas, lo acompañe mentalizado que iba a ser una noche para alcoholizarse hasta morir. Llegué a la fiesta y me sentí como un ente diferente, al pasar las horas y las botellas de cerveza ese pensamiento fue cambiando, el dj puso una canción de The Killers – Read my mind y comencé a saltar locamente de un lado para el otro con mi vaso de chela en la mano y justo en ese momento me choqué con alguien, todo lo que había en mi vaso le cayo en el polo a ese alguien, alce la mirada y me di cuenta que era una chica muy bella, tenia el cabello rubio y los ojos claritos, ambos cruzamos miradas y nos quedamos mirando impactados. Dentro de mi nerviosismo trate de limpiarle el polo y comencé a conversarle, creo que después de cruzar la mirada ambos supimos que es nos deseábamos, no le dimos más vuelta al asunto y ella me dijo "¿por qué no nos vamos a otro lugar para que se seque mejor mi polo?" yo le respondí, sin rodeos, que conocía un lugar muy cálido para poder secar el polo y ver televisión.

Salimos de la fiesta y nos dirigimos a un telo en la Av. Arequipa, yo siempre lo denomine “EL GREMBLIS” creo que en realidad tiene otro nombre, durante todo el camino ninguno de los dos menciono ninguna palabra, entramos y pagamos entre los dos la reserva, nos habían dado un cuarto en el piso 7, entramos al ascensor y ella se abalanzo hacia mí como una fiera, no dio mas vuelta y metió su mano dentro mi pantalón y comenzó a sobarme todo el miembro mientras que ella gemía de una manera diferente, ¿habrá sido un gemido en francés? llegamos al piso y la calentura no nos dio para buscar el cuarto, ella se alzo el polo y me mostró sus pechos, eran totalmente descomunales, le baje el brazier y pude verle los pezones rosaditos, en verdad, eran los pechos más perfectos que había visto en mi vida.

Yo estaba muy erecto, buscamos un lugar donde ocultarnos, entramos al primer cuarto que estuviera a la mano, era uno completamente oscuro. Comenzamos a tocarnos todo, yo sólo atine a cerrar la puerta con llave y ella a bajarme el pantalón para hacerme un riquísimo sexo oral, en realidad es uno de los mejores sexos orales que me han hecho hasta el momento, yo la volteé le baje el pantalón y comencé a besarle cada parte desnuda de su cuerpo, me puse uno de los preservativos que había comprado en la recepción y comencé a penetrarla sin control, agradezco al alcohol por ayudarme a durar tanto, porque si hubiese estado sobrio lo más probable es que con tremenda belleza hubiese terminado al segundo.

Practicamos todas las poses habidas y por haber en un espacio de 2 x 2, al terminar nos vestimos y fuimos a buscar la habitación que nos había tocado, entramos a ella y descansamos. Al despertanos, ya de día, nos bañamos juntos y salimos. Mientras buscábamos ascensor, fui recordando de manera pícara cada uno de los instantes vividos y al encontrarlo, nos dimos con la sorpresa que el cuarto que habíamos entrado era el cuarto de mantenimiento del piso.

Salimos del hotel, nos despedimos y nunca más supe de ella, lo único que sé es que se llama Ashley, es holandesa y pasó una semana de vacaciones en Lima.

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