jueves, 27 de diciembre de 2012

En francés


Esa noche pintaba como casi todas, intensa y disparatada. Tomé una sobredosis de autoestima y salí dispuesta a pisotear al mundo. Llegué al centro y mi grupo optó por el bar menos atractivo del recorrido.
Entré de cabeza, jodiendo a los tipos que por accidente me cruzaba en la escalera y sacaban plan con las ocasionales visitantes del local.
Estaba con un saco negro un poco largo que por desgano no me quité, mientras hacía hora para salir a buscar un destino más interesante.
Reía con las ocurrencias de mis amigos y más aún, inventando historias a quienes van dispuestos a sacarte el nombre y el número telefónico.
En cierto momento llegó mi hermano ofreciéndome un vaso, lo bebí de golpe pensando que era chela pero al pasarlo me di cuenta que era dulce: "Es alma de las 7 plantas", me dijo.Desde ese momento supe que esa noche sería diferente.
Mi cabeza giró 360° n veces, casi me quité la ropa, escuché la música como filtrada por un vapor denso, el olor a hierba se hizo intenso pero no más que las luces de la discoteca... De repente, me volví loca.
No recuerdo con exactitud lo que hice, solo sé que coqueteé con unos tipos para quitarles la cerveza y los puchos, que me subí al escenario vacío para bailar con mi gente, que me botaron del bar pero luego me permitieron entrar tras hacer un escándalo en la calle, muy divertido por cierto.
Durante todo el periplo etílico, nos acompañó un francés amigo de una amiga, muy alto, simpático y totalmente desarrapado, que hablaba perfectamente el español porque llevaba algunos años viajando por toda américa latina.
Recuerdo que hablé con él en francés y que luego de un rato nos besamos, recuerdo también que atravesamos el vano de la puerta de salida del Etnias como quien pasa de la conciencia al sueño profundo.
Amanecí con una espada atravesada entre mis piernas y en un cuarto que no era el mío, desperté forzosamente mientras una interminable y erecta serpiente se escurría en mi ingle... con todo eso, y tal vez por el efecto de la droga, demoré en reaccionar.
De pronto y un poco asustada le pregunté:
- Comment dit-on "prudencia" en français?
- ¿Prudencia? No conozco esa palabra.
- En ese momento pensé en dos cosas: Hacerme una prueba de VIH y tatuarme la esa palabra para no olvidarla más.