miércoles, 16 de diciembre de 2009

REM VUL

Pequeños vestigios de sangre muerta ascendían el orfeón. Súbete a la mesa que no te haré nada

Introduje mi cabeza bajo su falda

Al ingresar a la habitación cerré la puerta que llevaba al balcón. El bullicio de la avenida Angamos y la Vía Expresa eran la música romántica de aquella noche de cerezas de vulva.

Súbete a la mesa que te recitaré un poema. Los asistentes observaban quietos mientras yo acercaba mis labios a los suyos cuando hube de subir a la mesa junto a ella.

Descendía y acercaba mi puño a su vulva. Yo creía no excitarme, pero continuaba rodeándola con mis pasos, mis labios y puño en la vulva.

Abajo arriba.

Caminaba desde la galería hasta el lugar pactado para la cita. Esperé largos tres minutos. Dije hacia mis adentros: quizá esto sea una premonición de mi performance sexual para con ella.

Mientras esperaba mi turno en el recital, asaltado por una extraña osadía deslice mi mano izquierda por debajo de su longa falda, pretextando atarme los zapatos. Ella pestañaba y me observaba cómplice. El ritmo de su respiración se agudizaba

Ella sobre la mesa, el público quieto, mis labios inmóviles sobre los suyos. Mi sexo inmovilìsimo sobre su longa falda delante de su jugosa vulva.

Hola ¿cómo estas? Bien. Pensé que no vendrías. Si, aunque, luego me encontraré con Javier. Ah ya. ¿Y preparada? Sì. Dime cómo, cuándo y dónde. Aceptarías ir a un hostal. Claro total solo ensayaremos para el recital. ¿Segura? Sì.

Mira aquí es. Que bien conoces tus lugares querido Félix

Caminamos raudos. Cruzamos el umbral y las puertas batientes como si entráramos a una cantina del Gran Chaparral. Se deslizaba las monedas, el dni a cambio de llaves y un control remoto.

Ya me voy te quedas si. Mañana debo ir a trabajar.

Me escribes para lo del ensayo.

El público aplaudió y sintiòse masturbado mientras yo continuaba con mi boca sobre su boca, sobre la mesa y mi sexo sin sexo sobre su sexo.

Aquella mañana desperté tirado en una avenida de Villa María. Osadamente asistí a trabajar.

Ella se puso de pie sobre el velador. En la tele dos mujeres practicaban box.

Mira Yesenia la performance consistirá en lo siguiente. Mientras yo introduzco mi cabeza bajo tu falda y rozo tus piernas delicadamente con mis labios hasta llegar hasta tu vulva, tù Oralizaràs un tema puntual de nuestra sociedad. Sì claro yo estoy dispuesta a todo por la poesía. Entonces probemos

Introduje mi cabeza bajo su falda. Pero tienes que decir algo. Sí, Félix pero no se me ocurre nada. No sè, recuerda alguna noticia que oíste en al radio. No, yo no oigo ni veo noticieros

Mira Pamela. Me llamo Yesenia. No sé por qué rompí la confianza preguntándole si había condones. No ¿ Y tú? Tampoco. Introduje nuevamente mi cabeza bajo su falda. Deslicé mis labios y respiración entre sus canillas, muslos y finalmente llegué a su vulva preguntando, ¿Está bien así Yesenia? ¿Está bien así Pamela? Sí, Félix está bien, tú sigue no más. Mientras tanto en mi mochila vibraba un extraño objeto electrónico. Quieto sobre el encaje y vulva, deslice hacia abajo el encaje cortés y morbosamente. Ella despegó del velador su pie izquierdo. Ella despegó del velador su pie derecho y el cobertor de su vulva voló rumbo a hacia la nada. Su vellosidad era hospitalaria para conmigo. Ascendí al velador. La besé furioso. Ella correspondió delicadamente. Le retiré la blusa. ¿Félix que haces? Estoy ensayando. Ella quizá arrepentida dijo. No Félix, èsto no esta bien. Me detuve, descendí del velador. Pamela arrastrada por un inquieto espíritu decidió continuar.

Ya esta bien. Dijo. Para ello se había ataviado nuevamente.

Nuevamente deslice mi cabeza por entre sus falda muslos y hasta su risueña vulva, esta vez ya no estaba el cobertor. Mi lengua como si proveyera de algún alimento buscaba incesante su cereza. Ella emitía algunos sonidos. Quisiera creer que eran reales. La tumbe a al cama. Me arranque el pantalón, no sé para que porque continúe con las caricias del lenguaje, una inmensa cereza acariciaba mi lengua. Listo, introduje mis miserias en ella. Pa pa pa pa pa pa pa pa pa pa pa pa. Más allá de la excitación cada quien buscaba ahí a sus padres.

Papapaapapa. Arrepentimiento. ¿No haz traído condón? Me auto desalojé de su vulva y me acosté al lado de ella.

Hablamos nimiedades mientras en al tele la pelea de box femenino continuaba.

Mi padre murió. Mi madre murió

Ya no tenía deseos de tocarla. El objeto electrónico en la mochila continuaba vibrando.

Vámonos. Si vámonos. Fui al baño a coleccionar los pequeños vestigios de sangre muerta en el orfeón

El control remoto y la llave a cambio de otras monedas y mi dni.

Me acompañas a hablar por teléfono. Si claro.

Hola Carlos y vendrás. Ah ya, entonces te espero. Félix no te pongas celosito que es solo mi amigo.

¿Irás al recital? Claro Félix, pero antes me llamas Ya entonces nos vemos ese día luego de que te llame.

Cruce la pista y desaparecí.

Ayer encontré su número en un diccionario de lengua inglesa

Hoy el volveré a llamar. Ella nunca asistió al recital…

Por Félix Méndez

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